Cuando se inicia el verano, los Pehuenches del Alto Bío Bío ascienden a sus rucas de la cordillera para buscar los mejores pastos para sus animales y los piñones de las araucarias. En un idílico entorno, sin electricidad ni alcantarillado y lejos del apoyo estatal, la gente del pehuén lucha por sobrevivir sin perder la esencia de su cultura fuertemente enraizada en la naturaleza.
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