"Chile no es un país corrupto", ha dicho nuestra Presidenta y acaba de reiterarlo José Miguel Insulza. Ciertamente no somos corruptos como los mexicanos, que se enorgullecen de serlo, o como algunos gobernantes de África que cobran peaje a las multinacionales. Somos demasiado cuidadosos para andar en esas, nuestro orgullo es la macuquería fina de las leyes ad hoc, las vías oblicuas, las maravillosas boletas.
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