Después de tres años de juicio, Iván Bravo y Mireya Sepúlveda fueron declarados inocentes de la muerte de su hijo Bastián (20 años), pero esta última fue condenada a tres años de libertad vigilada por el delito de abuso sexual en contra de su hija I.I.B.S. (de nueve años). Hoy, la menor está alejada de sus padres y permanece a cargo de una tía paterna. Su madre busca la nulidad del caso.
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