lunes, 10 de agosto de 2015

Desorientado, pálido y sin habla: las últimas horas de Cerato antes de sufrir el ACV

Desorientado, pálido y sin habla: las últimas horas de Cerato antes de sufrir el ACV

10/08/2015 10:02:00Mañana el artista cumpliría 56 años y Clarín publicó un adelanto de un nuevo libro que pone en duda la atención médica que recibió en Caracas, donde enfermó.Primero lo notaron pálido, luego con los ojos desorbitados y después sin habla, "abrumado, lento". Así, quienes rodeaban a Gustavo Cerati el 15 de mayo de 2010, se dieron cuenta de que algo andaba mal luego de que el artista se bajara del escenario en el campus de la Universidad Simón Bolívar de Caracas. Así lo revela una nueva biografía del argentino, a cargo del periodista Juan Morris, que abarcará las horas previas al accidente cerebro vascular (ACV) que sufrió el ex Soda Stereo y que lo tuvo cuatro años postrado antes de morir en septiembre pasado. En un adelanto que publicó Clarín, cuentan que Cerati se bajó cansado del escenario y que al sacarse una fotografía grupal minutos después del concierto, lo notaron raro: "(El sonidista Adrián) Taverna se dio vuelta para decirle algo a Gustavo y lo vio pálido, con los ojos desorbitados. –¿Te sentís bien? –le preguntó. Gustavo abrió la boca para contestarle, pero no acertó a decirle nada. Fue como si los músculos de su mandíbula no encontraran las palabras. Entonces la cámara disparó su flash y todo el equipo quedó registrado en la última foto de la gira. A su alrededor el grupo se empezó dispersar y Gustavo caminó confundido hacia su camarín". Preocupados, su asistente lo siguió hasta el camarín, donde lo encontró "tirado en el sillón, con el saco a un costado, la camisa desabrochada y la boca entreabierta. Pensaron que tenía un pico de presión o que tal vez le había dado un infarto. Bernaudo corrió a buscar a los paramédicos y al ratito volvió con dos chicos que no tendrían más de viente años y que al ver a Gustavo Cerati descompensado no supieron qué hacer. Charly Michel, el kinesiólogo que viajaba con el equipo, revisó qué remedios tenían los paramédicos en sus bolsos y les pidió que fueran a buscar la camilla. Gustavo se podía mover pero estaba como abrumado, lento, y no podía hablar". Demoraron cerca de una hora en desalojar el lugar para que su descompensación no fuera noticia. Se lo llevaron en ambulancia a un hospital donde se había cortado la luz y el equipo electrógeno del hospital sólo funcionaba para la terapia intensiva y los quirófanos, así que se lo llevaron a otro centro para realizarle expamenes y luego lo devolvieron al Centro Médico Docente La Trinidad. Lo dejaron en observación y como no había mejoría, lo pasaron a la suite presidencial. "Al día siguiente, Gustavo se despertó en la clínica consciente pero confundido. El sueño no había tenido su efecto reparador y después de unas horas de inconsciencia se sintió, por primera vez, en un cuerpo que no le respondía del todo. No podía hablar y su costado derecho estaba entumecido, como si sus funciones cerebrales estuvieran replegándose de una parte de su cuerpo. Cuando Taverna volvió a la clínica a media mañana, lo encontró acostado en la cama, agarrándose el brazo derecho y tocándolo con curiosidad y cierta desesperación. –¿Cómo te sentís? –le preguntó. Pero Gustavo no respondió. Se tocaba el brazo, lo agarraba y lo levantaba sin conseguir que se moviera. Un rato después se puso a golpear la baranda de la cama con la mano izquierda con un ritmo fastidiado, lleno de impotencia. En un momento, se sentó en la cama y trató de levantarse, pero tenía varias cánulas conectadas, así que Taverna tuvo que ayudarlo a caminar esos dos metros hasta el baño. Cuando entró, se vio en el espejo, se quedó quieto y empezó a tocarse la cara, extrañado. Lo miró a Taverna a través del espejo y después volvió a mirarse. La comisura derecha de la boca se le había dormido y le daba un rictus de rigidez al lado derecho de su rostro. Su cara ya no era del todo su cara". Cuando le llevaron una sopa de pollo de almuerzo, "Gustavo agarró el tenedor con la mano izquierda y trató de desmechar el pollo, pero sólo logró salpicar las sábanas con la salsa y desparramar la comida. Taverna lo ayudó a cortar y Gustavo comió con la voracidad de siempre. Su amigo pensó que tenía que ser una buena señal.(...)". A la hora del té, Cerati podía dar a entender los "sí" y los "no", nada más. Comió una arepa y "cuando terminó, se acostó en la cama y le hizo una seña a Taverna para que prendiera la tele". Tras hacer zapping, vio Dark City. La segunda noche durmió poco "y, a la mañana, cuando las enfermeras entraron a la habitación para controlar su estado, lo encontraron sacudiéndose y agarrándose la cabeza con su brazo izquierdo. Tenía los ojos apretados, como si estuviera sufriendo un dolor insoportable". Le hicieron una tomografía y el resultado fue que "Gustavo había sufrido un ACV y su cerebro se había inflamado tanto que estaba haciendo presión contra el cráneo. Tenían que operarlo con urgencia".

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