26/02/2016 17:35:00La primera vez que un niño va al colegio marca un antes y un después en su vida: puede ser una experiencia fantástica o un verdadero drama.Una escena clásica de todos los colegios el primer día de clases son los niños llorando porque se quieren ir con sus papás. Es que el primer día de clases de los niños marca un antes y un después. Todos recuerdan su primer día y puede ser fantástico como puede ser un drama. Por eso, la jefa de carrera de Técnico en Educación Parvularia de Santo Tomás, Lilian Póveda, nos entregó una serie de recomendaciones para enfrentarlo. Hay que tener en consideración que el proceso de adaptación dura entre dos y cuatro semanas: El colegio o el jardín representa un mundo desconocido para los niños, por eso el miedo, la inseguridad, la ansiedad y también el entusiasmo, estarán presentes ese día, "pues los niños no saben qué es exactamente lo que está por venir, qué esperar de las actividades propias del aprendizaje o de las personas que los acompañarán en proceso". Esas sensaciones se pueden extender por las primeras 4 o 5 horas siguientes al ingreso y muchos niños lloran. "Los niños pequeños, no tener aún desarrollado completamente su lenguaje articulado, recurren al llanto para expresar su ansiedad o miedo frente a esta situación", explicó Poveda, quien agregó que los padres no deben asustarse por ello. Por el contrario, deben proyectar tranquilidad. "Es importante que no se angustien al ver a sus pequeños llorar. Deben ser capaces de transmitirles confianza. Esto permitirá que se desenvuelvan tranquilos y sin miedo. Es recomendable que los padres repitan claramente a los niños que vendrán por ellos prontamente y que mientras no estén con ellos aprenderán cosas hermosas que sólo pueden aprender dentro de su jardín. Es necesario inculcarles amor por su espacio de aprendizaje, de forma que no se transforme en un lugar hostil o que visualicen negativamente", sostuvo. En ese momento, las educadoras contendran a los niños con abrazos y cercanía física para comenzar a crear un lazo de confianza. "Nunca se les debe ignorar pensando en que simplemente 'se les va a pasar'. Se trata de seres que aún no poseen herramientas emocionales para superar esta clase de inconvenientes", explicó. Si los problemas superan el mes, Poveda advirtió que el niño podría estar generando un cuadro de angustia. Para evitarlo, recomendó que los padres conversen sobre las actividades del niño todos los días, les pregunten qué fue lo que más les gustó y los feliciten por sus logros.
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