domingo, 20 de noviembre de 2016

Hiperpaternidad: el riesgo de querer criar "hijos perfectos y especiales"

Hiperpaternidad: el riesgo de querer criar

20/11/2016 12:11:55En esta nueva tendencia se les permite de todo a los niños y el universo de los padres gira en torno a ellos. Producto de esta crianza, corren el riesgo de no ser autosuficientes y no saber resolver problemas sin frustrarse.La española Eva Millet publicó el libro "Hiperpaternidad", fenómeno que nació en Estados Unidos y que tiene relación con la nueva tendencia de querer educar a los hijos. Se trata de criar niños sobreprotegidos, en quienes se invierte energía, tiempo y dinero para crear a "hijos perfectos". Esta modalidad es propia de padres de clase medias y altas. La autora califica a estos niños como "niños altares", un concepto que nace como contraposición a lo que Millet llama "hijos muebles". Este último sería una concepción del pasado, donde la opinión de los menores no era considerada y a los que se les trataba como otra categoría de seres humanos. Millet ejemplifica que los niños pasaron de ser un "mueble" al que no se les prestaba atención, a ser el centro del universo familiar, "el rey sol alrededor del cual orbitan sus bienintencionados padres", precisó a La Estrella de Iquique. "La hiperpaternidad es un modelo de crianza basado en la supervisión absoluta a los hijos y en la resolución sistemática de sus problemas. El niño o se pone en un altar doméstico, donde es, literalmente, venerado por sus progenitores o es visto como un 'producto' que ha de responder a las aspiraciones de éstos", explicó. Sin embargo, la autora advierte que la idea de criar a estos niños "especiales" puede tener un riesgo, el de criar hijos que no sean autosuficientes y/o que no sepan resolver problemas sin frustrarse. "En los niños 'hiper' existe una contradicción explosiva: por un lado se creen muy especiales, porque desde que nacieron las vidas de sus padres han girado en torno a ellos: se les ha dicho que son lo más, se les ha dado todo, preguntado todo y, en muchos casos, consentido todo. Pero, por otro, son niños que se sienten muy inseguros porque sus papás siempre se lo han hecho todo por ellos: en vez de el 'yo puedo' incorporado tienen el 'mis papás lo harán por mí'", indicó. La psicóloga chilena Constanza Michelson dice que este cambio de una mirada vertical a horizontal se amplía a todo, incluso a instituciones y autoridades, no sólo a nivel padre-hijos. "En los 80, si tú le preguntabas a los padres qué esperaban de sus hijos, era que fueran exitosos", explica. Entonces lo que vino fue que los hijos de esos padres "dijeron 'no quiero repetir este imperativo'" y el camino alternativo derivó en los "hiperpadres". En ese sentido la psicóloga agregó que el concepto de la felicidad hoy es muy importante, "parece que ser feliz significa que el niño no sufra ningún tipo de decepción o frustración y, además, que no renuncien a nada por el otro", aspiraciones paternales que traerían consecuencias en su desarrollo. "Lo que le estamos diciendo a los niños es 'yo te voy a querer como tú seas y todos te deberían querer como tú seas'. Básicamente así uno puede criar seres insoportables", advierte. Quienes más se sobrecargan emocional y socialmente en este proceso, son las madres. Un estudio de la Queen Mary University de Londres estableció que "las madres que suelen centrarse en lo que se conoce como 'maternidad intensiva' tienden a ser las más infelices cuando pasan tiempo con sus hijos". Como contraparte a la "hiperpaternidad", Millet propone el underparenting o sana desatención de los hijos, lo que implica estar pendiente sin intervenir ante la mínima señal, para fomentar que los niños puedan tener cierta autonomía.

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