03/02/2017 18:38:37En el sector de La Gloria, en Pumanque, Elba Apablaza se dedica a tejer y cuidar su huerta y animales. Hace tres semanas el fuego consumió la única forma que hay para ingresar o salir de su vivienda. Por las llamas, además, perdió sus gallinas y los árboles frutales de su propiedad. Elba Apablaza tiene 89 años, un ojo sin visión y con el otro apenas puede ver. Vive en el sector La Gloria, en Pumanque, se dedica a tejer y a cuidar su huerta y sus animales. El incendio del 17 de enero llegó a la puerta de su casa. Sus dos hijos combatieron las llamas, pero igual perdió gallinas y árboles frutales. Para salir de su casa, a misa por ejemplo, Elba cruzaba el estero que está a 50 metros de su cerca por un puente de tablas que el fue consumido por el fuego. A casi tres semanas de la mayor tragedia vista en Pumanque, Elba ya no puede salir, porque da pasitos cortos y para cruzar el estero tiene que dar una vuelta muy larga por la casa de un vecino. Su hijo, Javier Padilla, le marcó unos peldaños de tierra en el sector donde estaba el puente, formando una ingeniosa y también peligrosa escalera. "No he podido salir nada, ojalá pudieran hacer un puente nuevo", pide Elba. Javier, su hijo, tiene pensado cortar un par de árboles chamuscados de lo que tiene en el terreno contiguo a la casa. "Para ella es imposible pasar por acá, tenemos que ayudarla con mi hermano. Imagínese sinella necesita salir por una emergencia de salud...", dice preocupado. "Necesitamos tablas para el puente", agrega. La estructura, de la que solo quedan tres palos carbonizados en el fondo el estero, medía alrededor de cuatro metros de largo.
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