domingo, 5 de febrero de 2017

N.N se convirtió en la víctima del primer crimen homofóbico por parte de agentes del Estado en Dictadura

N.N se convirtió en la víctima del primer crimen homofóbico por parte de agentes del Estado en Dictadura

04/02/2017 8:00:00Revista Sábado reveló el caso ocurrido en Arica en 1975, donde hay cuerpo, autores confesos y condena. Sin embargo nadie sabe quién era el fallecido. Nunca alguien lo reclamó. Por una confusión, la PDI llegó a dilucidar y casi resolver el primer caso de asesinato por orientación sexual perpetrado por agentes del Estado. Encontraron el cuerpo, resolvieron las circunstancias y como se consideró un crimen de lesa humanidad, no prescribió y hasta hubo condena contra los responsables el año pasado. Sin embargo, "casi" lo resolvieron porque 42 años después, aún no ha sido posible saber quién es el hombre de la fotografía, la víctima. La Brigada de Derechos Humanos de la PDI incluso llegó a hacer una reconstrucción del que sería el rostro de la persona en base a su cráneo (en la foto), pero ni así alguien lo ha reconocido, por lo que junto a la revista Sábado de El Mercurio, que hoy dio a conocer el caso, están haciendo un llamado a entregar información sobre el hombre a revistaelsabado@mercurio.cl. No debe haber sido difícil de recordar, pues según la publicación, el Servicio Médico Legal lo describió como un hombre de "entre 30 y 45 años, ancestría mestiza, estatura entre 1,63 y 1,69. Ausencia coronaria del incisivo central, muy probable que pudo haber sido observaba cuando el individuo sonreía. Además, se registra una pieza dental incluida en la mandíbula y el segmento torácico extendido producto de la presencia de una vértebra y una costilla supernumeraria, factibles de haber sido registradas mediante radiografías. Se registraron diversos marcadores de estrés ocupacional relacionados con movimientos repetitivos y actividades de alto requerimiento físico por sobrecarga en el muslo y pie. Posturas forzadas". Pudo haber sido obrero de la construcción, por ejemplo. El caso: Lo sucedido, relata Sábado, comenzó a quedar al descubierto cuando dos detectives de Arica entrevistaron en 2010 a un marino en retiro, Bernabé Vega, por un crimen en Azapa y terminó confesando otro en Acha. Vega, ahora testigo de Jehová, fue contando todo lo que se acordó sobre el crimen "del homosexual" y al momento de ser enjuiciado hizo el mínimo esfuerzo por defenderse. A los detectives les pareció que quería quitarse un peso de encima aunque el tribunal no creyó en su arrepentimiento. Contó que le ordenaron ser parte de las células básicas de inteligencia en regiones, los Cire y que a ellos les tocó detener a la víctima luego de ser sorprendido teniendo relaciones sexuales con un soldado conscripto en los faldeos del Morro. Según su declaración, lo tuvieron tres días detenido en el cuartel y le pidieron que le escribiera una carta a su familia diciendo que se iría a Perú. Su superior había decidido que "no merecía vivir", así que lo llevaron al sur de Arica y lo ejecutaron en conjunto (eran siete) . Lo lanzaron a un pique minero. Ahí mismo lo encontraron en 2010. El cuerpo hallado no coincidió con los detenidos desaparecidos en Arica. Con los años Vega recordó que su apellido era Tejos o Trejos, pero nada concordó tampoco con personas extraviadas de Perú. Nadie recuerda que tuviera acento extranjero. ¿Qué pasó con el conscripto? Era Jesús Ponce. Lo dieron de baja el día del incidente y al día siguiente se fue de su casa. En Santiago registró algunos delitos por "sodomía". Cuando trabajó como maestro cocinero lo conocieron como "Marcela", y 40 años después decidió volver a la casa de su madre en Arica. Al poco tiempo, en 2007, murió de neumonía fuera del hospital, llevándose a la tumba el nombre del que fuera una noche su amante. En el marco de la investigación, el superior de Vega confesó haber dado la orden de ejecución y haber participado en el crimen. El 2 de abril de 2016 se condenó a Vega y a otro Cire, Héctor Morales, a cuatro años de presidio menor en su grado máximo. Pasaron sólo ocho días detenidos y salieron en libertad bajo fianza. Quedaron sólo con firma mensual. El cuerpo del N.N sigue en un pabellón del SML en Santiago, pero una de las detectives que estuvo a cargo, Rosa Otárola, tiene esperanzas en que al difundir la foto alguien pueda recordarlo y decir quién fue: "Siempre he pensado que si más gente viera la foto, algo podría pasar (…) es insólito haber solucionado el crimen y no saber quién es. No se siente cerrado el ciclo".

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