martes, 27 de junio de 2017

Asesinaron a cuatro reos para ser condenados a muerte

Asesinaron a cuatro reos para ser condenados a muerte

27/06/2017 12:01:00Eligieron a las víctimas que eran débiles o confiaban en ellos. Hace seis años que Carolina del Sur no ejecuta a un preso.Un reo de un penal de Carolina del Sur dice que él y otro preso por asesinato estrangularon a cuatro compañeros en un intento por ser condenados a pena de muerte. Denver Simmons dijo que él y Jacob Philip planearon los asesinatos del 7 de abril en el Kirkland Correctional Institution durante meses. Los dos cumplían condenas de pena de muerte sin posibilidad de libertad condicional por doble homicidio. Eligieron a presos que eran débiles o confiaban en ellos, y los atrajeron uno a uno al interior de la celda de Simmons. Las víctimas fueron John King, de 52 años, quien cumplía una pena de 25 años por varios delitos de robo. "Era el más pequeño", dijo Simmons sobre el hombre, de 1,62 metros y casi 60 kilos de peso. "Y no ofrecería mucha resistencia". Philip, que había estrangulado a las víctimas que lo llevaron a la cárcel, tomó la iniciativa, explicó Simmons. "Lo agarró por detrás, le puso el brazo alrededor del cuello y lo ahogó", contó Simmons. "Ocurrió muy rápido". Colocaron a King debajo de la cama inferior de su litera y salieron a la zona común en busca de su siguiente víctima: William Scruggs, de 44 años, quien cumplía cadena perpetua por asesinato. "Le dije que tenía algunas galletas para él", relató Simmons. "Le dije 'Ven a mi habitación y te daré las cosas y las galletas. Y vino unos minutos más tarde". De acuerdo con Simmons, Philip agarró a Scruggs por detrás y los arrastró al piso. Simmons ató un cable alrededor del cuello de Scruggs. "Y, ya sabe, no sufrió por mucho tiempo", señaló. Pusieron a Scruggs en la cama más baja de la litera y colgaron una sábana para cubrirlo. Después, regresaron a la zona común. La tercera víctima fue Jimmy Ham, de 56 años. Iba a quedar en libertad en noviembre tras cumplir nueve años por asalto y agresión, además de varios delitos de robo. Le gustaba esnifar pastillas. "No lo queríamos en la lista porque sabíamos que pelearía", explicó Simmons acerca de Ham, un hombre de 1,80 metros y 77 kilos. "Y a Jacob, con lo grande que es, no le gusta pelear". Le dijeron que rompiese algunos comprimidos sobre un taburete y cuando se agachó, Philip se lanzó contra él pero resbaló. Mientras los dos forcejeaban en el suelo, Simmons tomó un palo de escoba roto que había escondido en su celda y le pegó a Ham en la cabeza. Cuando la víctima abrió la boca, como para gritar, Simmons le metió el palo por la boca "porque no podía haber ruidos". "Y murió", dijo Simmons. Tumbaron el cuerpo de Ham junto al de Scruggs en la cama y Philip preguntó "¿Quién es el siguiente?". Regresaron a la zona común. El último elegido fue Jason Kelley, de 35 años. Cumplía una condena de 15 años por apuñalar a su hijastro adolescente. Era un amigo, pero también "un fastidio". "Jacob fue a buscarlo y él vino a la habitación", recordó Simmons. "Y, básicamente, le dijimos 'Mira detrás de la cortina'. Y el miró y dijo '¿Qué?' Y Jacob lo agarró y lo derribó. Y yo tenía el palo de escoba de Ham. Él lo tiró al suelo, yo me subí encima de él y presioné el palo contra su cuello". Con Kelley allí tendido -muerto o inconsciente, Simmons no podría determinarlo- le metió el palo en la oreja. Simmons dijo que no se molestaron en esconder el cuerpo y acudieron al puesto de guardia para reportar lo sucedido. La abogada de Philips señaló que su cliente sufre un "grave trastorno mental" y no realizaría comentarios. Tras los homicidios, Simmons fue trasladado al Lieber Correctional Institution, al noroeste de Charleston, el penal que acoge el corredor de la muerte de Carolina del Sur. Simmons se da cuenta ahora de que esto es lo más cerca que estará de la sala de ejecución. Hace seis años que Carolina del Sur no ejecuta a un preso. Simmons ha leído historias sobre la incapacidad del estado para conseguir los componentes necesarios para una inyección letal. Incluso un asesino que confesó haber matado a siete personas fue condenado a cadena perpetua sin libertad condicional, destacó. "La pena de muerte ya no es la pena de muerte, ¿sabe?", dijo. Se imagina que pasará los próximos 10 años en aislamiento y probablemente recibirá otras cuatro cadenas perpetuas además de las dos que ya cumplía. "Obviamente, lo hicimos para nada", señaló. "Y supongo que esto lo empeora".

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