viernes, 22 de septiembre de 2017

Los bebés aprenden a perseverar mirando a los adultos

Los bebés aprenden a perseverar mirando a los adultos

22/09/2017 12:40:00Los pequeños se esfuerzan mucho más por alcanzar un objetivo cuando han visto antes a los adultos hacer lo mismo. Así lo reveló un estudio publicado en "Science".El mensaje de que quien se esfuerza es premiado por su persistencia es una consigna que los niños pequeños pueden aprender de sus modelos adultos, que son sus padres, de acuerdo con los resultados de una investigación que publica la revista "Science". Los pequeños se esfuerzan mucho más por alcanzar un objetivo cuando han visto antes a los adultos hacer lo mismo, de acuerdo con un experimento de científicos estadounidenses con bebés de 13 a 18 meses. Observar a los adultos no es la mejor ni la única opción de aprender a ser perseverantes, pero ayuda considerablemente el hecho de que los bebés vean sudar la gota gorda a sus padres. La tenacidad y la resistencia son características muy apreciadas en muchas culturas, escriben Julia Leonard y sus compañeros del Instituto Tecnológico de Mass achusetts (MIT). Los estudios han demostrado que se trata de valores independientes del cociente intelectual o el éxito académico de una persona, pero hasta ahora no estaba claro si se ven influenciados en los niños por el comportamiento de los adultos en su entorno. Para comprobarlo, los investigadores realizaron varios experimentos. Primero hicieron que un adulto realizara una tarea complicada delante de los niños, por ejemplo abrir un juguete mediante una solapa oculta. Mientras que en uno de los grupos el adulto lo conseguí­a hasta tres veces sin esfuerzo, en el segundo -el de los perseverantes- lo intentaba varias veces hasta que por fin lo conseguía, dejando clara la dificultad e incluso pidiendo ayuda al niño.Luego fueron los niños los que debían conseguir que una caja de música siguiera sonando. Sin embargo, el botón del juguete no funcionaba, por lo que no podí­an tener éxito. El objetivo era ver cuántas veces lo intentaban. Y el resultado fue muy claro: los bebés que habían visto a los adultos fracasar e intentarlo de nuevo se esforzaban más y apretaban más veces el botón. Los que más empeño se daban eran aquellos a los que antes el adulto había implicado en la resolución del problema, por ejemplo diciéndoles: "Mira, aquí dentro hay algo, ¿cómo lo puedo sacar?". Los resultados apuntan a que los niños entendieron que el trabajo duro tiene su recompensa y que utilizaban esta premisa para ellos mismos, si bien aún hay que investigar mucho más si el resultado se puede aplicar a otras situaciones y condiciones. Tampoco está claro si los niños se hubieran comportado igual si la tarea de los adultos hubiese sido más difícil de entender. También serí­a interesante saber si los niños se hubiesen esforzado igual si el adulto hubiese fracasado pese a intentarlo intensamente.

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