miércoles, 27 de junio de 2018

Imputado respaldó a gendarme formalizado: "Gracias a él salí vivo"

Imputado respaldó a gendarme formalizado:

27/06/2018 7:59:00Cristián Morales, acusado del asesinato de Margarita Ancacoy en el barrio República, exculpó a Héctor Palma de torturas. Los imputados por el crimen de Margarita Ancacoy en el barrio República defendieron al gendarme Héctor Palma, asegurando que el funcionario les salvó la vida cuando eran torturados por otros reos en el penal Santiago I. "Traté de correr, pero lo único que sentía eran más golpes de puños, pies, objetos cayendo al piso, hasta que en ese momento apareció un gendarme y me ayudó a ponerme de pie y nos llevó hasta un lugar seguro; gracias a su ayuda logré salir vivo de esta situación", dijo Cristián Romero a funcionarios de la Oficina de Seguridad Interna de Gendarmería, consignó La Tercera. Jonathan Chávez también señaló que "después de varios minutos de agresiones, un interno nos dice que nos paráramos y corriéramos a la salida, por ello tratamos de correr, pero casi todos los internos nos siguieron y continuaban agrediéndonos, pero justo en ese momento llegó un funcionario de Gendarmería, quien nos retiró del patio, logrando terminar con la golpiza que estábamos recibiendo". "Cuando los internos nos ordenaron correr a la salida y mientras nos golpeaban, el funcionario de Gendarmería nos levantó y nos quitó de encima a los agresores. Gracias a él no sufrimos mayores lesiones", agregó. Los ecuatorianos también relataron la golpiza, la que comenzó en el comedor del recinto penal cuando les preguntaron por qué estaban ahí. Luego contaron que les cortaron el pelo y los comenzaron a golpear "con palos, con un fierro en todas partes del cuerpo", dijo Romero. Chávez agregó que "como habíamos sangrado, los internos nos obligaron a limpiar la sangre con nuestra propia ropa, por ende, nuevamente nos llevaron a la ducha para quitarnos la sangre en donde nuestra ropa quedó toda mojada". Tras estar bajo el agua fría cerca de 30 minutos, luego los electrocutaron sentados en unas sillas y tomados de las manos y los obligaron a pedir perdón.

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