La frase más polémica de Mario Fernández: "Estoy contra el divorcio, porque la Iglesia está contra el divorcio"

08/06/2016 12:25:00El nuevo ministro del Interior dijo esto el año 2002, en medio del profundo debate valórico que se generaba en el país.Corría el año 2002, con Ricardo Lagos Escobar en el Palacio de La Moneda, cuando el en ese entonces ministro Secretario General de la Presidencia, Mario Fernández dijo una de sus frases más polémicas. En medio del debate por la ley de divorcio, el sucesor de Jorge Burgos, le pidió a Lagos que no lo incorporara en las negociaciones sobre esta materia y explicó ´por qué: "Estoy contra el divorcio porque la Iglesia está contra el divorcio. No tengo idea de las razones teológicas, yo no soy teólogo. Creo en todo lo que dice el cardenal. El es mi autoridad religiosa". Ese mismo año el ministro Fernández fue designado como interlocutor oficial entre La Moneda y la Iglesia para tratar diferentes materias. Luego, en el año 2008, cuando Mario Fernández era integrante del Tribunal Constitucional, un voto clave del ahora titular de Interior prohibió el acceso a la "píldora del día después" en el sistema público de Salud. En un perfil realizado por el diario La Tercera el año 2008 se señala que "en temas valóricos él se atiene a lo que los obispos mandan. En eso él se considera antes que nada un hombre de Iglesia, después un DC y por último un concertacionista". Ahí se recuerda a modo de anécdota, que le dicen "Peta" por su parecido al jugador de fútbol de Wanderers, José "Peta" Fernández. Además se reseña que entre sus mejores amigos figuran Edgardo Riveros, Gutenberg Martínez y Soledad Alvear, con quien además son compadres. El perfil señala que en el año 2001 tuvo un importante acercamiento con la religión cuando le amputaron el pulgar izquierdo del pie luego de la detección de un melanoma. A partir de eso incluso se sumó a un grupo de reflexión sobre el Evangelio. Su amigo José Moure lo definió en el 2008, explicando que "es un hombre de fe por sobre todas las cosas. Es respetuoso de la jerarquía eclesiástica, al punto que es capaz de agachar la cabeza si los obispos se lo piden, aunque no esté completamente de acuerdo".